Cinco grupos raciales muestran diferencias notables en los resultados de la cardiomiopatía diabética, según un reciente análisis post hoc del ensayo ARISE-HF. El estudio examinó 691 pacientes con diabetes tipo 2 y problemas cardíacos, buscando esas disparidades étnicas de las que nadie quiere hablar. Resulta que son reales. Y son significativas.
El participante promedio tenía 67 años, dividido equitativamente entre hombres y mujeres, con un IMC de 31. Bastante típico para Estados Unidos en estos días. ¿Qué no fue típico? Las disparidades en el tratamiento. Los pacientes negros e hispanos recibieron menos inhibidores SGLT2. Los hispanos recibieron menos agonistas GLP1. ¿Tratamientos avanzados? Buena suerte si no eres blanco.
Misma enfermedad, diferentes tratamientos. Las disparidades raciales determinan quién recibe medicamentos que salvan vidas en América.
La capacidad de ejercicio mostró las diferencias más marcadas. Los pacientes negros, hispanos y nativos americanos/nativos de Alaska (AIAN) rindieron peor que sus contrapartes blancos. Los pacientes negros exhibieron mayor debilidad ventricular y mayor deterioro en la deformación longitudinal global. Los grupos minoritarios consistentemente reportaron peor calidad de vida. No es exactamente una noticia sorprendente, pero sigue siendo perturbadora.
¿Lo más impactante? Estos pacientes tenían fracciones de eyección similares (FEVI ≥45%) pero resultados completamente diferentes. Los mismos números en papel, vidas vastamente diferentes. La duración promedio de la diabetes fue de 14 años en todos los grupos, así que ese no fue el culpable.
El uso de insulina fue más alto entre los grupos AIAN y asiáticos/isleños del Pacífico. Mientras tanto, los pacientes blancos y API mantuvieron niveles más altos de actividad física que los participantes hispanos y negros. ¿Ves el patrón? Diferentes tratamientos, diferentes resultados.
Las barreras de atención médica son reales. Son sistémicas. Y están matando a personas con cardiomiopatía diabética que no son blancas. Los investigadores de ARISE-HF piden intervenciones dirigidas y enfoques culturalmente sensibles. Tienen razón. Este análisis post hoc específicamente destaca un peor estado de salud en pacientes negros en comparación con otros grupos raciales, enfatizando la necesidad urgente de equidad en la atención cardiovascular.
¿La solución? Mejor acceso a tratamientos avanzados. Más educación. Apoyo multidisciplinario. Cambios en las políticas para abordar estas evidentes desigualdades en la atención médica. El estudio reveló puntajes PASE más bajos entre los participantes minoritarios, indicando una actividad física reducida que se correlaciona con peores resultados cardiovasculares. Porque ahora mismo, tu origen racial podría determinar tu salud cardíaca más que tu condición médica real. Eso no es solo injusto. Es inaceptable.